domingo, 20 de marzo de 2016

FUEGO EXTRAÑO

Abusar del nombre del Espíritu¡¡¡

 Es usar el nombre de Dios en vano. Afirmar que él es quien le da poder a una adoración soberbia, caprichosa y no conforme a la Biblia es tratar a Dios con desprecio. Convertir al Espíritu en un espectáculo implica adorar a Dios de una manera que detesta. Es por eso que las muchas payasadas irreverentes y las doctrinas torcidas que se han infiltrado en la iglesia por el movimiento carismático contemporáneo son una afrenta al
Espíritu Santo y por lo tanto a Dios mismo, siendo motivos para el juicio severo. Simón el Mago, cuando pidió comprar el poder del Espíritu con dinero, recibió esta severa reprimenda como respuesta: «Tu dinero perezca contigo, porque has pensado que el don de Dios se obtiene con dinero» (Hechos 8.20). El «Espíritu Santo» que se encuentra en la gran mayoría de la enseñanza y la práctica carismáticas no tiene semejanza alguna con el verdadero Espíritu de Dios revelado en las Escrituras. El Espíritu Santo real no es una corriente electrizante
de energía extática, un charlatán que nubla la mente con expresión irracional o un genio cósmico que indiscriminadamente concede deseos egoístas de salud y
riquezas. El verdadero Espíritu de Dios no causa que su pueblo ladre como perros o ría como hienas. Él no los lanza de espaldas al suelo en un estado de estupor inconsciente. Él no los incita a adorar de una manera caótica e incontrolable y, ciertamente, no realiza su obra del reino mediante profetas
impostores, falsos sanadores y teleevangelistas fraudulentos. Al inventar un Espíritu Santo producto de imaginaciones idolátricas, el movimiento carismático moderno ofrece fuego extraño, el cual le ha hecho un daño incalculable al cuerpo
de Cristo. Al reclamar estar enfocado en el tercer miembro deAl reclamar estar enfocado en el tercer miembro de la Trinidad, en
realidad ha profanado su nombre y denigrado su verdadera obra. Es una triste ironía que aquellos que pretenden estar más enfocados en el Espíritu Santo son en realidad los que cometen la mayor parte de los abusos, ya que lo entristecen, insultan, tergiversan, falsifican y deshonran. ¿Cómo lo hacen?
Al atribuirle al Espíritu lo que no dijo, los hechos que no hizo, los fenómenos que no produjo y las experiencias que no tienen nada que ver con él. Ellos audaz mente plasman su nombre en lo que no es su obra.Por ende, la profunda urgencia, de predicar sobre la verdad bíblica del glorioso Espíritu Santo, que Dios honré su nombre y exalte su justicia y su verdad eterna.

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